Freitag, 8. September 2006

interview mit morábito (teil III)

continuamos después de una breve pausa con la entrevista que le hice a fabio morábito a través de correo (yo: alemania, él: méxico). hasta el momento se han publicado

sigue:

Poética

¿Le ocurre o ha ocurrido que escribiendo en español piense en italiano?
Sí, a menudo.
Su literatura se caracteriza por un rígido manejo de las palabras. Extensión barroca, intelectualismos, exceso de material se encuentra poco. Predomina un estilo filtrado y aclarecido, con la dicha intención de narrar, con el deseo de la palabra adecuada, la observación acentuada. Cómo lo logra, ¿es minimalista desde la primera frase o escribe primero y luego reduce?
Por lo general mis correcciones tienden a la reducción, pero a veces a lo contrario. Como sea, frente al estilo deshidratado de ciertos autores como Raimond Carver, siento necesidad de más relleno, de más “humedad”. Admiro la concisión, pero hasta cierto punto.
Usted escribe poesía muy respetada y cuentos con gran sutileza y eleganica. Qué es lo que le detiene a escribir su primera novela: ¿Falta de tiempo o de confianza?
No tengo problemas de falta de tiempo, porque escribo todos los días de tres a cuatro horas. ¿Falta de confianza? Tal vez. El problema, sin embargo, creo que es otro. Se debe a los capítulos. Si uno no ha resuelto dentro de sí el problema de los capítulos, no puede escribir una novela. Uno debe aceptar que una historia puede estar formada por capítulos, es decir, que la historia puede saltar de un punto a otro, temporal y espacialmente, y a menudo esos saltos pueden ser muy grandes, abarcar años e incluso siglos. El arte de la novela estriba en saber saltar. Y yo soy de los que se pregunta: ¿qué ha pasado en el intervalo entre un capítulo y otro? En ese espacio de tiempo, incluso breve, que la novela pasa por alto, ¿cuántas historias no podrían haber surgido? ¿Qué ocurrió realmente en esos “huecos” de la narración? Tal vez, cuando aprenda a no preocuparme por esos huecos, podré escribir una novela.
Su cuento “La luna y las ratas” me pareció de todos el que más se acercaba a la posibilidad de una novela. ¿Sintió la tentación?
No, desde el principio sabía que esa historia era un cuento, fuera cual fuera su extensión.
Acaba de salir el libro La ola que regresa, después de el verde más oscuro su segunda antología poética. ¿Qué es lo que se percibe más (en sus lecturas, en las reacciones, en las reseñas): su poesía o su prosa?
Durante mucho tiempo se me ha considerado sobre todo un poeta. Creo que todavía prevalece este punto de vista. Sin embargo, algunos me conocen más como narrador. En cuanto a números de libros, prosa y poesía están más o menos empatados. Los dos géneros –cuento y poesía– me hacen falta con la misma intensidad.
¿Ha tenido que hacer ajustes a sus textos frente a las exigencias del mercado literario?
No. Ser un poeta y un cuentista tiene sus ventajas: se venden pocos libros, pero no hay, por lo mismo, presión de ningún tipo. Los editores que me han publicado, tanto en México como en el extranjero, saben que conmigo no se van a hacer ricos.
En su relato "El hombre del croissant" usted dice: “la verdadera dificultad de escribir se reduce en el fondo a encontrar las palabras del día, las que nunca fueron dichas hasta hoy y que mañana ya serán inapropiadas e irrepetibles”. En la edición alemana de su libro La lenta furia, se le cita con “En efecto, las historias ya han sido contadas todas. Uno sólo puede anhelar a resucitarlas, como un arqueologo que excava los esqueletos de los dinosaurios, que nada más esperan a ser limiadas de la arena para poder mostrar su maravilloso rostro.” ¿Cómo logra sentir que lo que usted ayuda a resucitar suena como suyo, suena original y no como una perpetua repetición de temas ya narrados por muchos? O mejor dicho: ¿Cómo logra sentirse original como autor?
No me obsesiona la originalidad. Cuando termino de escribir un poema o un cuento, y me gustan, lo que menos me pregunto es si se parecen a otros ya escritos. En realidad pienso que, si me gustan, es que son genuinos, y no se parecen a ninguna otra cosa. Uno debe preocuparse por escribir cosas genuinas, no originales.

Keine Kommentare: